miércoles, 30 de noviembre de 2011

Se vende un bonito país

N. del A. Los episodios repetidos y cada vez más agudos de la crisis del euro y la imagen onírica de grandes grupos inversores sobrevolando en círculos sobre Europa me hacen temer lo peor y no puedo evitar verme como mercancía a la venta en plena campaña navideña. Espero, por mi autoestima,  que los que me compren no hagan cola después de Reyes para cambiarme por otra cosa.

Año II, opus 81

Se vende país estilo Reyes Católicos, con primeras calidades y acabado informal, a precio negociable. Ésta es la Memoria de Calidades de un país que está...
  1. Disfrutado por 40 millones de ciudadanos criados en cautividad, con tendencia a protestar por todo y a no luchar por nada.
  2. Bendecido con un estado del bienestar de  recoletas proporciones ideal para ejercitar el noble deporte del recorte social.
  3. Dotado de un sistema bancario modélico que acepta de buena gana las intervenciones estatales y los rescates con dinero público.
  4. Estructurado en una cultura económica sólidamente afianzada en las técnicas de despilfarro y pelotazo.
  5. Protegido por un sistema electoral brillantemente injusto que mantiene al electorado en permanente estado de desbordante desilusión.
  6. Afianzado en un sistema educativo altamente eficaz para formar a futuros votantes vacunados contra la funesta manía de pensar.
  7. Convertido a la fe de las seis "Ces", que transforma a sus fieles en  Contribuyentes Confiados, Consumidores Compulsivos y Ciudadanos Cojonazos.
  8. Caracterizado por una rectitud ejemplar, de generosa magnanimidad y tolerancia con los corruptos y mentirosos. 
  9. Equilibrado salomónicamente entre una Historia exuberante escrita en libros que no se leen y una memoria histórica volátil escrita en sumarios que no llegan a nada.  
  10. Y finalmente, Soleado, con un parque de parados líder en el sector, formado por cinco millones de seres que pasan sus lunes al sol.
Admitimos derechos de retransmisión de fútbol como parte de pago. 


Razón: aquí
Se vende con la preinstalación hecha para los 
inversores que tengan la intención de dividir
el país en partes y venderlas por separado.
 

martes, 15 de noviembre de 2011

Contra las corbatas

N. del A. Tarzán y yo tenemos en común dos cosas: que nunca usamos corbata y que nunca seremos nada en la vida. Aunque trabajo en una oficina como tantas llena de personajes trajeados con ganas de merecer, me resisto infantilmente a usar corbata, como la niña que ya no quiere que le hagan coletas en el pelo. De hecho, es más fácil que empiece a hacerme trenzas que a llevar corbata.
Año II, opus 80

Se acusa tradicionalmente a las mujeres de usar prendas de vestir contrarias a toda lógica y razón, si por tal cosa entendiéramos que lo natural es vestir de la forma más útil y práctica posible. Sin embargo, nótese que la existencia de la ropa no se debe a un fenómeno natural, sino cultural y por esta razón, es tan artificial como el piropo de un robot. Yo, incluso, tengo mis dudas sobre si la invención del vestido en el Palelolítico Superior se debe a la necesidad de cubrirse las lorzas o la de dar buena imagen a los trogloditas vecinos.  Si no es por una tradición de miles años serigrafiada en los cromosomas, no se explica, (a mi torpe entender)  que señoras cultas e inteligentes se autolimiten en toda época con tacones estratosféricos, corsés con efecto anaconda o faldas que pudieran servir de antifuga a un recluso de la Guayana. 

Los caballeros tenemos, afortunadamente para mí, mayor permisividad social para usar ropa cómoda, pero a cambio, nos vemos gravemente afectados por uno de los inventos más inútiles de la Humanidad: la corbata

Las corbata la inventó un reo que huyó del patíbulo
con un retal de la horca. Se comprende que él sintiera
alivio, pero los demás no lo sentimos tanto.
He de reconocer que en mi armario cohabitan varias corbatas. Mientras no se jubilen los Reyes Magos, en los roperos de padres y abuelos no faltarán corbatas y batines. Mis corbatas llevan, empero,  una existencia tranquila, sin sobresaltos, en la seguridad de su refugio del que sólo salen para acudir a las bodas y volver de ellas con olor a langostinos de Sanlúcar

Esto no es óbice, cortapisa ni valladar para que yo considere que la corbata es una prenda inútil que ni abriga en las noches de invierno ni protege del sol en las mañanas de verano. En el ambiente empresarial se suele decir que «no es imprescindible, pero si no la llevas en una reunión, nadie te tiene en cuenta» y tanto se lo creen que en muchas empresas o profesiones es una prenda obligatoria. Efectivamente, a mí no me hacen ni caso en las reuniones, pero estoy seguro de que es porque no digo nada interesante. Si lo que se quiere es vender, se debe usar corbatas alegres y llamativas. En cambio si lo que se quiere es impresionar -léase abogados, notarios, jueces o procuradores - se acostumbra entonces a portar corbatas muy serias y reverendísimas. 

Es reveladora la costumbre cada vez más extendida de los Friday Casual Wear, que podemos traducir libremente como «los viernes, polos de Lacoste». Es el principio del fin  del despotismo del traje y la corbata, el día del orgullo del gaznate libre, al que se unirán los jueves, luego los miércoles... La tradición era vestirse elegante los domingos. Hoy en día, cada vez somos más los infames irreverentes que salimos los domingos con chándal a la calle.

La pregunta que debemos hacernos no es qué demonios tiene una corbata, sino qué corbata tienen los demoniosEl traje con corbata parece una garantía de seriedad y honorabilidad: si quiero pedir clemencia a un tribunal, me pongo corbata, si quiero seducir a una futura suegra, me pongo corbata, si quiero pedir un trabajo, me pongo corbata. Nada más falso: los mayores ladrones de nuestro tiempo usan corbata y gemelos de oro, sin embargo, si nos cruzamos con uno, no nos cambiamos de acera, incluso le presentamos a nuestra hija.

La supuesta elegancia que es la más conocida de las virtudes de la corbata desaparece cuando yo la uso. La perpendicularidad que mantiene obstinadamente con respecto al eje de la Tierra sólo consigue hacer más patente mi barriga convexa y si no la sujeto con alfileres, es frecuente quela dichosa prenda acabe surfeando en la sopa. También se desbarata a las primeras de cambio: en las fiestas, con un poco de alcohol en el carburador, la corbata aparece anudada a la frente como un indio kochise y si llega el momento de triunfar, curiosamente la corbata nos estorba más que los pantalones. 

No, no quiero corbata. En la presente campaña electoral veo en los carteles los candidatos del Partido Popular con su corbata impecable (algunos trajes se los regalan) y a los candidatos socialistas, con su tradicional imagen de camisa sin corbata "como si fueran gente del pueblo", que no impide que al llegar a ministros se las pongan y de buena seda. Todo mentira.

¿Utilidad de la corbata? Ni como servilleta. No están los tiempos para cosas inútiles. Ustedes verán lo que hacen. Mientras tanto, yo me voy con Tarzán a ponerme trenzas y comprarme unos zapatos de tacón.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Nuevas enfermedades

N. del. A. He estado leyendo en Internet que cada día tenemos más dolencias ocasionadas por lo teléfonos móviles, los ordenadores o la vida moderna en general . Son dolores que el hombre del Paleolítico no padecía. En cambio, los ataques de tigres Dientes de Sable son, hoy en día, casi inexistentes y es que cada época tiene sus riesgos. 
Año II, Opus 79

 Unos médicos muy serios, ataviados con batas blanquísimas, han catalogado una serie de nuevas patologías que no han sido producidas por virus, ni accidentes, ni siquiera por deformaciones genéticas. Son dolencias causadas por nuestra propia forma de vida. Cosas tontas, muy tontas, pero que son síndromes con nombre y todo, aparecidos a finales del siglo XX y principios del XXI. Si su nivel cultural,  amable lector, es semejante al de la media de los televidentes españoles, le aclararé oportunamente que el siglo XXI es en el que vivimos actualmente.
 Se puede leer, por ejemplo, en este artículo  o en este otro, una lista completa de estas enfermedades peculiares. Por supuesto, si está en Internet es verídica, porque en Internet nadie miente. ¿No?
 Se indica el año en que han sido catalogadas, verán que algunas son ya antiguas, de cuando llevábamos pelo en la cabeza, ilusiones en la bolsillo y esperanza en los corazones. O incluso antes.
Si tengo un buen fajo de billetes
 en el bolsillo, por mí
 que se pudra el músculo
piramidal.
→ (New England Medical Journal 1966) Tarjetitis. Dolores musculares en los glúteos y en el muslo (dolor de culo propiamente dicho), motivado por llevar la billetera en el bolsillo trasero del pantalón, oprimiendo el músculo piramidal de la pelvis. Este mal lo padezco yo, porque siempre llevo la cartera en ese bolsillo, debido a que el pantalón es la única prenda que nunca olvido ponerme cuando me desnudo en alguna casa que no es la mía. En las ocasiones en que debo escapar apresuradamente por la escalera de incendios por la llegada de algún marido armado, abandono zapatos, chaquetas, sombrero o bastón, pero el pantalón, con el dinero y mi documento de identidad, jamás.
Saltar como un perrillo y atrapar
el disco con los dientes. Verán qué risa.
→ (New England Medical Journal, 1975) Dedos de Frisbee. Cortes en la falange provocados por jugar continuamente a lanzar el platito para que lo atrape el perro con los dientes. Pueden elegir  hacer el papel del perrito que es más divertido, se trata de saltar y atrapar el disco con los dientes. Se ríe uno hasta desencajarse el diafragma, especialmente los espectadores. En este caso, en vez de los dedos de frisbee  se perjudica la dentadura y el amor propio, pero como saben, ambas cosas se reparan con dinero. 
Quino hubiera dibujado así 
este síndrome. ¿No?
→(Lancet, 1966) Síndrome de la Mujer Trabajadora: No me digan que éste no lo conocen. Los síntomas inventariados son fatiga, irritabilidad, dolor de cabeza, disminución de la libido e insoportabilidad del cónyuge. Si usted, querida lectora, llega a casa a tiempo de hacer la cena después de un día completo de trabajar, recoger a los niños del colegio, hacer la compra, llevar los niños a judo y recoger el abrigo de su madre de la tintorería, sepa que además, tiene que encontrar tiempo para ir al médico. Mientras, le está permitido jurar en arameo.
Esta es la enferma,
no la enfermedad.
Era preciso aclararlo.
→(Wester Journal of Medicine, 1984Síndrome del Marido Retirado: Tensión, dolor de cabeza, depresión y ansiedad. Es una enfermedad padecida por mujeres, cuyos maridos se jubilan en mala hora.   Toda una vida dueñas de la casa y ahora tienen a un zangonazo molestando todo el día. Dios no castigó a Adán con ganarse el pan con  el sudor de su frente,  sino que fue una forma de compensar a Eva, quien se merecía unas horas de tranquilidad al día para disfrutar de su propio castigo.
Un calvorota que todavía no sabe
que lo va a ser.
→(Journal of the American Medical Association, 1984) Alopecia Walkmaniana. Llevar los auriculares en la cabeza provoca la desforestación craneal. Hoy en día, el IPod es cada vez más pequeño, pero los auriculares son cada vez más grandes, así que esta terrible lacra de la sociedad moderna seguirá existiendo. Sin embargo, yo no hago responsable de mi calvorota a la música. El rock, si es bueno, no puede hacer daño.


El sufrimiento provocado por
este síndrome es inhumano,
como ilustra bien la imagen de
este pobre enfermo.
→(English University Press, 1975) Calambres del contador de dinero. Ataques dolorosos en los músculos por estar contando billetes continuamente. Yo no lo padezco, pero ya me gustaría. Según parece, aún queda mucho trabajo para erradicar esta enfermedad de los ayuntamientos españoles, donde aún hoy se utiliza la bolsa de basura llena de billetes para cultivar las voluntades. Por el amor de Dios, señores constructores ¿no podríamos empezar ya a sobornar con tarjeta de crédito?
 Me quedan aún otras enfermedades, como la del bloguero mentirosillo, pero de eso hablaremos otro día, que ahora tengo que escribir un post sobre cómo seduje a Charlize Theron. ¿No?

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