sábado, 24 de diciembre de 2011

Lo bueno y lo malo de la Navidad

N. del A. Un MEME me manda hacer Violante. En este caso Violante es Sybila Layna, reina propietaria del blog El Oasis de Layna y el MEME, un reto sobre la Navidad, tres cosas que me gustan y tres que no.  Nada que mi inútil ingenio de primate no pueda acometer con todas las posibilidades de fracaso a mi favor.
Año II, opus 84
Normas de este MEME:
 1.- Escribir tres cosas buenas y tres malas de la Navidad.
2.- Incorporar esta imagen en tu post como referencia.
3.- Citar al blog que te lo envía y se acordó de ti.
4.- Enviárselo a tus blogs favoritos para que siga la cadena.-
5.- Amar al prójimo en estas fechas. (Este último es  de mi  cosecha,
 y es que la Navidad me vuelve un cursi repelente)
No se puede decir nada nuevo de la Navidad. Esta es la primera de las cosas que no me gustan. Nos repetimos de forma cansina y la blogosfera es un buen ejemplo. El año pasado, por estas sagradas fechas, yo mismo escribí un post sobre la navidad sostenible donde  contaba cosas que ya todos sabemos: que si las fiestas, las comilonas, los gastos, los cuñados, etecé etecé, todos lugares comunes, nada que no les suceda a todos ustedes. Y digo que a todos, porque entiendo que si tienen un ordenador para leerme, también tienen medios económicos para las celebraciones navideñas. No olvido que hay mil millones de personas en el mundo que no tienen el problema de los gastos y comilonas de la Navidad, sino el de sobrevivir cada noche, pero aún ésos, no se libran de los cuñados, que son gratis en todo el globo.


En llegando a este punto, en el que todos los años es lo mismo de lo mismo, es donde aparece la primera de las cosas que me gustan de estas entrañables fechas: nuestra inagotable capacidad de sorprendernos con la Navidad. Un ejemplo: Año tras año, se iluminan la calles con bombillas en forma de campanas, abetos, renos, estrellas... Siempre lo mismo, nunca he visto adornadas las calles con bocadillos de calamares multicolores. Y sin embargo, aunque no lo reconozcamos, nos encanta ver la iluminación, acudimos a verla el día que la inauguran, criticamos al alcalde tanto si pone muchas bombillas como si pone pocas y en fin, nos animamos a comprar regalos (por eso pagan los comerciantes). ¿Se imaginan una Humanidad donde ya nada nos sorprendiera ni nos conmoviera el ánimo? Mejor que no la conozcamos, aunque no lo crean, nuestra ingenuidad me parece una virtud maravillosa. 


Llega el momento de hablar de la segunda de las cosas que no me gustan de la Navidad: La negatividad. A menudo encontrarán personas que dicen odiar la Navidad, yo mismo he sido así hasta que me caí del caballo. ¿Cuántos de ustedes son de los que detestan los excesos, la hipocresía y el mercantilismo de las fiestas navideñas y hablan con desdén de las tradiciones y suspiran porque todo pase pronto? Todos esos vicios son ciertos, pero no se gana nada odiando tres semanas de cada año, sólo lacerar nuestra salud, porque cada pensamiento negativo que tenemos se queda en el cuerpo, como cada dulce navideño se queda en nuestras lorzas. Evite los excesos, muéstrese coherente y controle sus compras, pero sea positivo siempre. O al menos, no me contagie sus odios personales.


Y es precisamente llegando a este punto, cuando aparece la segunda de las cosas que me gustan de la Navidad. Se manifiesta la inagotable capacidad de conciliación del alma humana. Todos los años nos quejamos de lo mismo, pero siempre accedemos a entrar por el aro.
Nunca rompemos la barajasiempre la jugamos. Aunque sea sin verdadera fe, escribimos felicitaciones, llamamos por teléfono, nos deseamos felices pascuas y acudimos a las celebraciones año tras año. ¿Por qué?. He aquí lo bueno, porque nuestro subconsciente debe saber que es mejor abrazar a la cuñada que volarle el moño de un revés, que es mejor fingir felicidad que demostrar hostilidad, que ganamos más escribiendo felicitaciones que maldiciones. Mi consejo es no romper la baraja sino jugar al tute con ella.



Y hablando de jugar, la tercera de las cosas que no me gustan de la Navidad: los milagros. Buena parte de la culpa la tiene la Televisión, que nos inunda de películas milagreras donde Santa Klaus acaba redimiendo el alma oscura de un bravucón, o algún fantasma rescata de la avaricia a un Mr. Scrooge. Parece como si en el resto del año pudiéramos consentir la soledad, la pobreza o el abandono, pero no en Navidad, donde todas las fuerzas de la magia y la superstición se aparecen para dar una lección al gruñón o darle cobijo al pobre. Una ilusión, ya que en enero, el pobre volverá a su pobreza y el rico a su riqueza.

Y esto mismo es lo tercero que me gusta de la Navidad: la inagotable capacidad de ilusión. No sé cómo conseguimos engañarnos cada año con que nos vaya a tocar la Lotería, que nunca toca (a los demás puede, a mí nunca). Tampoco sé por qué nos reservamos caprichos para estos momentos, porqué nos regocijamos llevando a los niños a patinar (con lo peligroso que es, no para los niños, sino para los adultos) o por qué disfrutamos tanto regalando juguetes y manteniendo la ilusión de los Reyes Magos (espero no haber descorazonado a ningún joven lector). Sea por lo que sea, ustedes opinarán lo suyo, yo creo que es algo bueno, fuera de toda duda. La ilusión, en dosis terapéuticas, reverdece el cuerpo.

Y ya está bien de hablar de las Pascuas, que se empacha uno como los polvorones. Gracias a Sibila Layna por acordarse de mí al transmitir el Meme . Para transmitirlo yo, dado que es tan difícil elegir a todos los blogs como a uno sólo, he elegido a tres, para esta sabia misión, si a sus dueñas les apetece:


Montse, del  Blog A La Taberna de Montse.
Kira, del  blog Kira Permanyer .
Pilar, del blog Con 40 y a lo loco

Por ejemplo. 


Ah, y FELIZ NAVIDAD.

martes, 20 de diciembre de 2011

TíoEugenio.XXX

N. del A. Hoy empezamos el día con una noticia relacionada con la Santa Sede y páginas Web de contenido pornográfico. Ya no sé dónde vamos a llegar.

Año II, opus 83

La Santa Sede compra 'vatican.xxx' para que no se convierta en una web pornográfica 
El dominio .xxx ha sido concebido para albergar contenidos pornoCADENA SER / EP   20-12-2011
La Santa Sede ha comprado el dominio vatican.xxx con el objetivo de evitar que se utilice para crear una web con contenidos pornográficos después de que la sociedad estadounidense que gestiona las direcciones de Internet, Icann, pusiera a la venta los dominios con la triple x el pasado 6 de diciembre.
El Vaticano ha adquirido el dominio para evitar que se asocie su nombre con el de una web de contenidos pornográficos, según ha informado el portal web Vatican Insider del diario La Stampa. Los titulares de marcas conocidas tienen el derecho, en la primera fase de venta, de comprar sus propios nombres para evitar confusiones.
El ICANN vende las direcciones a un precio que oscila entre los 99 y los 300 dólares (75 y 230 euros), mientras que comprar una dirección con un nombre conocido a un privado, podría ser más caro. Anteriormente, ya habían comprado los dominios con sus nombres grandes empresas e instituciones como Coca-Cola, Sony o el Museo del Louvre de París.


El mismísimo Papa ha comprado un dominio para crear páginas web porno. Suponemos que habrá enviado a alguien a hacer el mandado, porque no me imagino al Santo Padre en la cola de la ventanilla del ICANN donde se compran los dominios. Sí que me imagino a uno de sus familiares pidiendo el dominio atropelladamente y dando explicaciones innecesarias y nerviosas por las razones por las que lo compra.

Efectivamente, el Vaticano se ha imaginado un portal porno con el nombre de la Santa Sede. Con esta idea se ha adelantado a millones de degenerados que pueblan el mundo y, en un hábil movimiento digno de los mejores maestros de esgrima, que saben que la mejor defensa es un buen ataque, ha decidido comprar el dominio para evitarlo. Hay que reconocerlo, ha sido una hábil jugada.
Parece que está diciendo:
"Hijos míos, he tenido un sueño. Y para que evitar que lo que
he soñado se pueda ver en un portal web con el nombre del
Vaticano, hay que comprar ya el dominio .XXX."
Piensen que esto nos puede pasar a cualquiera. Algún desaprensivo podría comprar el dominio TíoEugenio.XXX para hacer negocio con todo tipo de desvaríos. Y para evitarlo, voy a seguir los pasos del Santo Padre (la Iglesia nos enseña el camino) y voy a comprar, por unos doscientos euros el dominio con el nombre de mi blog, porque no quiero que unos desaprensivos lo usen para difundir toda la obscenidad de este mundo. 

No, no se confundan, con obscenidad no me refiero a sexo, seres humanos haciendo el amor no me parece tan feo. Yo soy descendiente directo de gente que ha practicado el sexo. En cambio, El Vaticano, al comprar su dominio .XXX pretende evitar que con su nombre se muestren obscenidades de contenido sexual que son las que le turban el ánimo; no sé por qué, el sexo es lo que más turba el ánimo de los jerarcas de la Iglesia, cuando es algo que nos interesa a todos. Sí, sí, a todos. 

Yo no me refiero a eso, las guarradas que no quiero que muestren bajo mi nombre son las verdaderas obscenidades de este mundo maleducado que tenemos, por ejemplo:
  • El edificante espectáculo de gobiernos poderosos arrodillándose ante especuladores y tiburones financieros.
  • La ingeniosa monetización del hambre que padecen millones de personas en el planeta que permite a las multinacionales dominar a los pueblos con ejércitos de semillas transgénicas.
  • La valiosa militarización de niños y la prostitución de niñas para servir a cuantas guerrillas y grupos paramilitares amenizan el globo con sus disparos y sus consignas.
  • La bonita tendencia a quitarnos unos a otros la vida para defender dioses, banderas y otras cosas sin sentido.
  • El apasionante juego del poder en la política internacional donde los ciudadanos son solamente el relleno de las casillas de un tablero.
  • ...
No sigo, como se imaginan, obscenidades así encontraremos muchas en el inagotable repertorio del alma humana. 

Yo, por si acaso, voy a comprar ya mi dominio TíoEugenio.XXX, que mi blog tiene relevancia planetaria y no quiero que nadie aproveche mi santo nombre para cochinadas como las que he dicho.

lunes, 12 de diciembre de 2011

No hagas hoy lo que puedas hacer mañana

N. del A. Leo esta mañana en lo periódicos que la conferencia de Durban no ha servido para nada. Iban a hablar del calentamiento global, ese problemilla que hay con el carbono y la atmósfera. Nada importante.  Para más información pueden pinchar aquí.
Año II, opus 82
No hay prisa. La Conferencia de Durban sobre  calentamiento global se ha cerrado, dándonos a todos un poquito más de tiempo. Que no se ha decidido nada porque hay tiempo...

Sí, sí, tranquilos, esperamos cuatro añitos más. ¿Ustedes nunca han dicho  «cinco minutitos más, mami» aferrados a la almohada? Pues esto es lo mismo. Una conferencia para mejorar el protocolo de Kioto, para encontrar soluciones y arrancar compromisos y se salda más o menos con un «¡uy!, ésto es muy difícil, le damos todos una pensadita y dentro de cuatro años lo vemos otra vez»

Exageran quienes hablan de fracaso. ¿Por qué? A ver, repasemos, se reúnen representantes de las naciones y las organizaciones ecologistas. ¿Quienes? Pues unos señores muy salaos, muchos miembros y muchas miembras, todos pagados con el dinero de sus contribuyentes, usted y yo, por ejemplo,  que han viajado  en clase bussiness hasta Sudáfrica, nada menos, se han alojado en un hotel muy cuco, se han sacado un dinerín en dietas, han comprado unos souvenirs muy bonitos para sus sobrinitos y a cambio de todo eso, han conseguido pasarse unos días hablando de grados centígrados, de cuotas de emisión de carbono, de fechas, de centímetros de nivel del mar. Y de fútbol, supongo.
Millones de dólares se han gastado en esta conferencia y no han decidido nada. Aquí se ve a más de uno
con la mano en la sisa del pantalón tocándose los protocolos de kioto. 
Y se van sin decidir nada. Total, no hay prisa. Contra el calentamiento, aire acondicionado. Y si el calentamiento es de otro tipo, castidad. ¿Ustedes están agobiados? Yo no. ¡Si en Móstoles no hay mar, qué me importa a mi si sube o no el nivel del agua! Además, yo no tengo apartamento en la costa, así que me da igual y bien mirado, si sube el nivel del mar, mejor, más cerca tengo la playa.

Los que sí estaban un poquito agobiados son los representantes de los estados insulares de Oceanía, quienes miran con temor cada día el nivel del mar, porque les han dicho que en pocos años el nivel subirá un metro y cubrirá toda la isla. Son unos pesimistas y unos asfixiados. Con sus pieles morenas y sus labios carnosos se miraban unos a otros preguntándose para qué habían ido a Sudáfrica. Pues a comprar souvenirs, ¿es que no tienen sobrinitos?

La representación de los Osos Polares también mostraba cierta preocupación y son muy difíciles de contentar. Un oso polar, de avanzada edad por lo canoso que era, se quejaba de que se estaban quedando sin hielo. No hay problema, se le trajo la cubitera, unos vasos y unas rodajitas de limón. El oso insistió en que su problema estaba en los casquetes polares. No hay problema, le dieron unas recetas de viagra. Ya enfadado, el oso gritó que su mundo se iba a la mierda y se fue. Una vergüenza, no era más que un oso viejuno, protestón, borrachín y medio impotente. 

Los más satisfechos, los partidarios de la energía nuclear. Sí, sí, los de Nucleares sí, gracias, que cada año que pasa sin que se apueste por energías renovables gana puntos la fisión nuclear. Por cada tonelada de carbono que lanzamos a la atmósfera ( los representantes que han viajado en avión hasta Durban han dejado mucho ) gana adeptos la energía atómica.  Efectivamente, para el futuro, las centrales nucleares se ofrecen como la alternativa energética ideal, porque es relativamente barata (que se lo digan a los vecinos de Fukushima)  y no tiene efecto invernadero. Tiene eso sí algunos pequeños inconvenientes, como una molesta tendencia a envenenarlo todo durante unos pocos miles de años, nada que no se pueda solucionar con dinero. Si no me creen, les recordaré esta entrada dentro de pocos años.

Todas estas razones que doy es para que estemos orgullosos  de nuestros gobiernos que una vez más han dado muestras de templanza y madurez y no se han lanzado a tomar una decisión apresurada. No hay razón alguna para hacer hoy lo que podamos hacer mañana. 

Hay tiempo, tranquilos, y hay más planetas.

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